12 de julio de 2023 — La decisión desesperada del Presidente Biden de enviar bombas de racimo caducadas a Ucrania y el silencio de los senadores por Nueva York, Schumer y Gillibrand, con respecto a esta política criminal, subrayan por qué debo ser elegida en el 2024 para representar los intereses de nuestra nación y nuestro estado en el Senado de Estados Unidos.

Incluso la ex secretaria de prensa de Biden, Jen Psaki, en una rueda de prensa en la Casa Blanca el 28 de febrero del 2022, musitó que el supuesto uso de bombas de racimo por parte de Rusia, que admitió no haber visto “evidencia alguna”, si fuese cierto, “sería potencialmente un crimen de guerra”. Los senadores Schumer y Gillibrand, que forman parte de la Comisión de Inteligencia del Senado y, en el caso de Gillibrand, también de la Comisión de Servicios Armados, deberían saber que el uso de bombas de racimo es considerado un crimen de guerra por 123 naciones, entre ellas muchos países miembros de la OTAN, pero ninguno de los dos se ha manifestado en contra de esta política.

Este anuncio, en vísperas de la tan esperada cumbre de la OTAN en Vilna, debería hacer patente a los legisladores estadounidenses la insensatez de seguir insistiendo en la “destrucción de Rusia”. Esta política temeraria, no sólo ha hecho que Rusia fortalezca su economía, sino que está llevando a Estados Unidos a la bancarrota, como demuestran las múltiples catástrofes de infraestructura, como las recientes inundaciones en el valle del Hudson, en Nueva York.

Imagínense la manera en que William Shakespeare, Lewis Carroll y Federico Schiller se podrían combinar para representar la escena de Vilnius:

El Rey Lear, interpretado por el Presidente Biden, entra mirando hacia atrás y anuncia que la admisión de Suecia en la OTAN es “un acuerdo del ca**jo”, y vuelve a salir olvidándose de sentarse a cenar. La reina de corazones, interpretada por el Presidente Zelenski vestido de travesti como la reina Greta Thunberg, entra con tacones de aguja de 10 cm gritando, “¡Que les corten la cabeza a todos si no se permite a Ucrania entrar en la OTAN!”. Luego el rey Carlos de Inglaterra, como el Gran Inquisidor de la obra Don Carlos, de Federico Schiller, sale de las sombras al frente del escenario como el coro que anuncia que todo esto se está haciendo para provocar la utilización de armas nucleares, asegurando así que la población mundial pueda reducirse a niveles manejables, es decir, a cero.

Si no hubiera tanto en juego, el mundo se reiría de esta patética reunión de engreídos y delirantes idiotas, sólo capaces de gobernar el mundo “en sus mentes”, como le gusta decir a Zelenski de sus planes para retomar a Crimea.

Hace tiempo ya que la OTAN perdió su utilidad y se debe disolver de inmediato, y en su lugar debe establecerse una nueva arquitectura de seguridad que respete la soberanía y las necesidades de seguridad de todas las naciones por igual, como ha declarado la fundadora del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche.

La decisión de enviar bombas de racimo a Ucrania viola todas las normas de conducta moral y el derecho internacional y debe ser revocada. Cualquier funcionario electo que apoye esta política criminal debe ser destituido de su cargo.

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