La Pascua, un tiempo para la reflexión

La Pascua, un tiempo para la reflexión

El 29 de marzo del 2002, Lyndon LaRouche pronunció un poderoso discurso, "Easter, A Time for Reflection" (La Pascua, un tiempo para la reflexión).

En la isla de Capri, el Octaviano que fuera más tarde entronizado como emperador Augusto, selló un pacto con los sacerdotes de Mitra. Con la ayuda de ese pacto, derrocó el reinado de Marco Antonio y Cleopatra, y estableció la perversidad que fue el imperio romano. Durante su reinado nació Jesucristo. El sucesor adoptivo de Augusto, el emperador Tiberio, también en Capri, tuvo el placer de recibir la noticia del asesinato judicial de Cristo por parte de su agente, Poncio Pilatos.

Augusto y Tiberio han tenido muchos imitadores en la época moderna...

Y así lo han hecho. El Presidente Biden, que dice ser cristiano de confesión católica, eligió el Jueves Santo para celebrar una obscena recaudación de fondos en el Radio City Music Hall, donde los millonarios, ciegos ante el sufrimiento del mundo, pagaron hasta 500.000 dólares por asiento, la cual me alegro de haber interrumpido, aunque sea brevemente.

Pero Biden no es el único que imita a los sangrientos emperadores romanos. Tenemos a Macron, al rey Carlos, a Netanyahu, a Zelenski y a una pandilla de multimillonarios santurrones de la City de Londres y Wall Street que creen que pueden imponer su perversa agenda al resto de la humanidad, pero no prevalecerán, como tampoco lo hicieron Tiberio o Nerón, o el héroe de Netanyahu, Gengis Kan, si nosotros actuamos ahora.

LaRouche sigue diciendo,

Mi mensaje para ti es el siguiente: para lograr un resultado sublime, debes dejarte inspirar por un pensamiento sublime, y combinar ese pensamiento, como hizo Juana de Arco, con la voluntad de arriesgar lo que esa intención sublime te exija.

En esta ocasión, deben centrar su atención en la gran obra de Johann Sebastian Bach, la Pasión según San Juan, y más notablemente, en la Pasión según San Mateo. Estas ceremonias musicales para el tiempo pascual tenían el propósito de la participación de la congregación y de los músicos, de manera de permitirles que revivieran mejor la sublime experiencia de la propia pasión de Cristo. Esta obra de Bach destaca por la fuerza con la que transmite el mensaje más claro y amoroso que cualquier cristiano podría ser capaz de transmitir a cualquier pueblo, de cualquier profesión, en estos tiempos terribles, en cualquier parte del mundo actual...

Así pues, les deseo a todos una feliz Pascua y un hermoso día de reflexión, sea cual sea tu fe, para que cada uno de nosotros encuentre la fuerza interior para actuar por el bien.

Te pedimos que participes los lunes en nuestra reunión sobre la movilización para conseguir el derecho a estar en la boleta electoral.