Sobre la “Cumbre por la Democracia” del Departamento de Estado de Estados Unidos

Sobre la “Cumbre por la Democracia” del Departamento de Estado de Estados Unidos

Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás claramente para sacar la paja del ojo de tu hermano. Mateo 7:5

(30 de noviembre de 2021) — El 9 y 10 de diciembre de este año, el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, va a tener una “Cumbre por la Democracia” virtual con la meta altisonante de “dar una plataforma a los dirigentes para anunciar compromisos individuales y colectivos, reformas e iniciativas para defender la democracia y los derechos humanos en su país y en otras partes”. Como candidata estadounidense para el Senado de Estados Unidos por el estado de Nueva York, asociada de larga data del perseguido político, economista y estadista Lyndon H. LaRouche Jr., escribo para exhortar a los participantes, y a la naciones que no fueron invitadas, a que miren más allá de las frases floridas de la página electrónica del Departamento de Estado, el estado real de las cosas dentro de Estados Unidos, y consideren que esta "plataforma" puede ser más bien la plataforma bajo los pies de las almas desafortunadas que esperan ser colgadas.

Las 100.000 muertes por sobredosis de drogas en Estados Unidos el año pasado, o las 14 muertes en el complejo carcelario neoyorquino de Rikers Island, o el hecho de que el suicidio sea la décima causa de muerte en Estados Unidos, o que en el 2017, 1 de cada 10 estudiantes de escuelas públicas de Nueva York no tuviera hogar, deberían ser una pista de que no todo está bien dentro de la nación que acoge esta cumbre.

El estado de Nueva York acaba de aprobar una legislación que hace casi imposible que cualquier candidato que no pertenezca a las instituciones dominantes aparezca en la papeleta de las elecciones estatales, al exigir que se recojan decenas de miles de firmas en un plazo de seis semanas. Tales medidas restrictivas quieren decir que los votantes no van a tener la oportunidad de oponerse a las políticas que les crearon tantas dificultades.

Dado que el tema número uno que pretende abordar esta “Cumbre por la Democracia” es la “Defensa contra el autoritarismo”, tal vez alguien debería preguntar a sus anfitriones estadounidenses sobre el estado de las elecciones “libres y justas” en Estados Unidos. Se podría pensar que la defensa del derecho de los ciudadanos a presentarse a los cargos públicos, así como el recuento de sus votos de forma justa y transparente, sería una importante salvaguarda contra los regímenes “autoritarios”. Como mínimo, los ciudadanos deberían poder desafiar a los funcionarios que eligieron en materia de política y permitir que los votantes tomen su decisión; pero eso no sucede en el estado de Nueva York.

Declaré mi candidatura para las elecciones del Senado de Estados Unidos del 2022, en julio del 2020, a sabiendas de que el estado de Nueva York ya tenía uno de los procedimientos de acceso a la boleta electoral más difíciles de la nación; es decir, que tenía que reunir 15.000 firmas válidas de votantes registrados de Nueva York en un corto período de seis semanas, incluyendo una hoja de presentación escandalosamente detallada y otros requisitos de solicitud. Incluso el candidato de las instituciones dominantes, el senador John McCain, no cumplió estos requisitos para las primarias presidenciales republicanas del 2000, mientras que, gracias a una auténtica maquinaria política de voluntarios dedicados, el nombre de Lyndon LaRouche apareció en la papeleta de Nueva York en dos de las tres elecciones primarias presidenciales.

Yo me había preparado para afrontar el ya oneroso requisito de 15.000 firmas para desafiar al líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, que está impulsando la legalización nacional de las drogas, con el fin de legitimar los flujos de ingresos masivos para la camarilla de Wall Street que representa. Sin que yo lo supiera (y la mayoría de los votantes de Nueva York), se introdujeron de forma poco sincera cambios en el acceso a las urnas en el presupuesto del estado de Nueva York para el 2020 (ver S.7508B, p.259). El requisito de firmas se triplicó para los candidatos no afiliados a los principales partidos en las elecciones estatales, hasta una cifra prácticamente imposible de 45.000 firmas válidas, que debían recogerse en el mismo breve periodo de seis semanas. Sin embargo, para los candidatos del Partido Demócrata y Republicano, que cuentan con los importantes recursos de las organizaciones de sus partidos, ¡el requisito sigue siendo de 15.000 firmas!

También en esta partida presupuestaria, los Partidos Libertario y Verde fueron despojados de sus líneas de partido en la papeleta, ya que el requisito anterior de 50.000 votos en una elección estatal se triplicó con creces hasta el 2% de los votos en todo el estado. Así que en el estado de Nueva York, aunque supuestamente se está poniendo mucho cuidado en asegurar que "todo el mundo" pueda votar prácticamente en cualquier momento y en cualquier lugar, los únicos candidatos permitidos en la papeleta serán los de los dos partidos principales, así como el Partido Conservador y el Partido de Familias Trabajadoras, que eludieron el requisito apoyando a Trump y Biden respectivamente, privando así a sus miembros de una opción presidencial no establecida.

La justificación ostensible de esta escandalosa eliminación de las campañas independientes de la papeleta electoral del Estado de Nueva York, fue que el Estado pretende dispersar $100 millones de dólares en fondos de contrapartida, y no quieren gastar el dinero en candidatos “frívolos”, lo que obviamente significa que pretenden mantener el dinero en manos de quienes ya lo tienen.

Dado que los fondos de contrapartida se dan en una proporción de 8:1, esto amplía aún más el abismo entre las campañas de las instituciones dominantes y las que no lo son. También hace que el requisito de triplicar las firmas para mi campaña al Senado sea más absurdo, ya que los candidatos federales no pueden recibir fondos de contrapartida en primer lugar. Es decir, no importa cuántas firmas consiga, o cuánto dinero recaude, no recibiré fondos de contrapartida, lo que demuestra que el argumento del requisito se basa en premisas fraudulentas.

Mi campaña independiente para el Senado de Estados Unidos representa actualmente el único desafío serio al actual líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer. De los varios candidatos que supuestamente desafían a Schumer, soy la única que ha presentado algún informe a la Comisión Federal de Elecciones. Por lo tanto, a partir de este momento, si se me excluye de la papeleta, no habrá oposición en esta importantísima elección al Senado de Estados Unidos.

Además, en los últimos 18 meses he organizado más de 50 simposios semanales sobre diversos temas urgentes, entre ellos: la falta de vivienda, la escasez de alimentos y la hambruna, Afganistán, la educación, la reforma electoral, la energía nuclear, la gestión del agua, etc., con la participación de prominentes expertos nacionales y estatales, como médicos, científicos, defensores de los derechos de los presos, agricultores, dirigentes de asociaciones de vivienda, profesores y otros (véase Simposio de Nueva York con Diane Sare). Si a mí se me niega acceso a la boleta electoral, el público elector no tendrá oportunidad para manifestar su opinión sobre estas políticas importantes.

Quizá en la venidera "Cumbre por la Democracia", alguien tenga la valentía de preguntar a sus anfitriones estadounidenses sobre la cuestión del acceso a las urnas en las elecciones estadounidenses, así como por el caso de Julian Assange, y el caso del ex candidato presidencial Lyndon LaRouche. Si los anfitriones de la cumbre fueran sinceros, estos asuntos claramente antidemocráticos figurarían en el primer lugar del orden del día como cuestiones que deben ser felizmente rectificadas.

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