Este 4 de julio, declaremos la independencia de la locura: Convoquemos una conferencia para un Nuevo Bretton Woods, por la justicia económica para todos
29 de junio de 2022 — El 4 de julio de 1776, los fundadores de nuestra república emitieron la Declaración de Independencia del imperio británico. El 4 de julio del 2022, a sólo cuatro años de nuestro 250 aniversario, todos los estadounidenses se beneficiarían de una revisión reflexiva de ese documento fundacional para ver cuánto nos hemos alejado de nuestra intención original. De hecho, gracias a nuestra sumisión a la City de Londres, a Wall Street y a Hollywood, por no hablar de nuestras mentirosas y mal llamadas “agencias de inteligencia”, nuestro gobierno, como lo ejemplifica el líder de la mayoría del Senado, Charles Schumer, ha sido reconquistado por ese imperio del que declaramos nuestra independencia hace 246 años. Cualquier patriota honesto admitirá que nuestra amada nación es ahora la autora de los mismos actos de barbarie injusta que el imperio británico había impuesto a las trece colonias originales, y por lo cual luchamos una guerra para liberarnos.
Revisen algunos de los muchos agravios a continuación:
La historia del rey de Gran Bretaña es una historia de repetidas agresiones y usurpaciones...
—Ha levantado una multitud de Nuevas Oficinas y enviado aquí oleadas de oficiales para acosar a nuestro pueblo y engullirlos.
—Ha mantenido entre nosotros, en tiempos de paz, ejércitos permanentes, sin el consentimiento de nuestras legislaturas.
—Ha conseguido que los militares sean independientes y superiores al poder civil.
—Se ha unido a otros para someternos a una jurisdicción ajena a nuestra constitución y no reconocida por nuestras leyes; dando su consentimiento a sus proyectos de pretendidas leyes:
—Para acuartelar grandes cuerpos de tropas armadas entre nosotros:
—Para protegerlos, mediante un simulacro de juicio, del castigo por cualquier asesinato que cometan contra los habitantes de estos Estados:
—Por interrumpir nuestro comercio con todas las partes del mundo..:
—Por privarnos en muchos casos, de los beneficios del Juicio por Jurado:
—Por transportarnos allende los mares para ser juzgados por supuestos delitos...
—Ha saqueado nuestros mares, asolado nuestras costas, quemado nuestras ciudades y destruido la vida de nuestro pueblo.
—En este momento está transportando grandes ejércitos de mercenarios extranjeros para completar las tareas de muerte, desolación y tiranía, ya iniciadas con unas circunstancias de crueldad y perfidia que apenas tienen parangón en las épocas más bárbaras, y que son totalmente indignas del jefe de una nación civilizada...
— Ha provocado insurrecciones internas entre nosotros...
Cada uno de los estadounidenses debería pensar largo y tendido en cuántas personas de muchos países podrían acusar a Estados Unidos de cometer estas mismas ofensas contra ellos. Dado que “nosotros el pueblo” hemos sido incapaces de impedir los crímenes más monstruosos cometidos contra otras naciones por nuestro propio gobierno, ¿deberíamos sorprendernos de encontrarnos ahora sufriendo una “larga cadena de abusos” de la misma mano?
Yo, que he estado asociada por 33 años con el finado estadista estadounidense Lyndon LaRouche, elegí hacer campaña en contra del senador Charles Schumer para su escaño en el Senado de Estados Unidos, porque esa era la plataforma más alta desde la cual podía transmitir este mensaje urgente en las elecciones del 2022.
Hace décadas, Lyndon LaRouche advirtió de la insensatez de adoptar un modelo económico “post-industrial”, acompañado de la contracultura de “rock-drogas-sexo” necesaria para hacer a la gente lo suficientemente estúpida como para que creyera que era posible sobrevivir sin producir nada. Por sus advertencias, y por postularse a la presidencia sin la aprobación del imperio británico, LaRouche fue atacado y encarcelado por el mismo aparato de “conozco seis maneras de aquí al domingo” con lo que el senador Schumer amenazó con atacar al recién elegido Presidente Donald Trump, quien pensaba correctamente (inicialmente al menos) que debíamos esforzarnos por tener “buenas relaciones” con Rusia y China, y reorganizar las mal llamadas “agencias de inteligencia” que nos han mentido en una serie de guerras con consecuencias desastrosas para la humanidad.
Hemos llegado al momento de la desintegración que LaRouche nos advirtió que se avecinaba si no se aplicaban sus programas. Marchamos dando tumbos hacia una posible guerra termonuclear, con Rusia o con China, y enfrentamos una hambruna de proporciones bíblicas, y unos costos hiperinflacionarios de la energía y de otros productos básicos, no por la acción militar de Rusia en Ucrania, sino porque el príncipe Carlos y su equipo del “gran reajuste” creen que alrededor de 7 mil millones de personas de la raza humana deben ser eliminadas.
Afortunadamente, aparte de algunos líderes políticos desquiciados como Schumer, dentro de Estados Unidos y Europa occidental la mayor parte del mundo está rechazando el modelo de suicidio y genocidio verde. Sin embargo, a menos que Estados Unidos cambie de rumbo, es poco probable que estos esfuerzos por forjar un nuevo paradigma consigan evitar la muerte de miles de millones de personas.
El estado de Nueva York tiene una historia especial en la lucha por la independencia. Desde la labor de Alexander Hamilton, John Jay y James Madison en Los Documentos Federalistas, las redes literarias y de inteligencia de Edgar Allan Poe y James Fenimore Cooper, los liberadores patriotas Harriet Tubman y Frederick Douglass, hasta el gran gobernador de Nueva York y Presidente Franklin Delano Roosevelt, por nombrar sólo a algunos, este estado ha aportado un poderoso liderazgo para el bien común de la nación y del mundo, y debemos volver a hacerlo.
Les pido que se unan a mí para liberar a nuestra República de las garras fatales de la ideología imperial británica, no sólo apoyando mi campaña, sino también añadiendo su nombre al llamado emitido por el Instituto Schiller para la convocatoria de una nueva conferencia de Bretton Woods en la que se pueda crear una nueva arquitectura de seguridad y desarrollo que respete la soberanía de cada nación por igual
Esto requeriría someter a todo el sistema financiero transatlántico a un proceso ordenado de bancarrota y volver a un sistema de tipos de cambio fijos. En Estados Unidos sería necesario eliminar la Reserva Federal y volver a tener un banco nacional y una tesorería que tengan el mandato constitucional de dirigir el crédito a aquello que aumenta la productividad de la población per cápita y en su conjunto. El príncipe Carlos y Klaus Schwab se opondrán, pero en el 246º aniversario de la fundación de nuestra República, ¿no es hora ya de que dejemos de escuchar a gente así?